Lo Monstruoso, de cuando mamá me aterró
Nuestros dolores se han sumado, tu dolor, que es de mamá, resiste casi todo, dicen que el dolor más grande es el de gestar un cuerpo, “y lloró tras el nacimiento de cada hija” . Yo, tan solo con rasparme las rodillas me derrumbo. A veces, creo que existe un dolor más grande, que no nos sitúa a las mujeres como las únicas con la capacidad de sentir los dolores más aterradores, ese que puede matar a alguien de pena moral, se siente como un vacío en el pecho, da nauseas, produce confusión, la última, puede generar un nudo en la garganta que desarrolla el cuerpo para defendernos de nosotros mismos con el fin de no llorar. Los ojos sostienen las lágrimas a punto de caer, como una barrera que se antepone a la gravedad y no permiten que uno llueva.
NO QUIERO SER COMO TÚ, MAMÁ.
me da miedo pensarme así, todo el día estás llorando, que porque papá nunca vino a verte, que porque solo fuiste un espacio donde depositar esperma. Eras linda, qué más se podía hacer , si querías que fuera diferente, porque no estabas en tu casa. A ninguna mujer la toman en serio estando de fiesta. ENCONTRÉ UNA FOTO, SOSTIENES UN CIGARRILLO. SONRÍES.
¿POR QUÉ AHORA SÓLO PUEDES LLORAR?
No quieres ver nada mamá, vas de aquí para allá vagando, demostrando algo que aún no te crees, todos vemos la tristeza de tus ojos pero tú lo niegas, te sientes salvaje. Te has hecho monstruosa, me da miedo verte, tienes mucha rabia, tal vez te recuerdo algo que no querías, que no planeabas, cuando te necesito porque en realidad te NECESITO, me da miedo dirigirme hacia ti. Me irrita pensar que me amaste tanto, ahora no apareces, estás ausente. ¿aún me amas? A veces se escapa de tus ojos algo de ternura, parece que tu cuerpo volviera a ser habitado.
Tu transformación era irremediable, que podía pasar tras cargar tanto peso, todo iba a caer, todo recorrería una vertical hasta aplastarse en el piso, así funciona la gravedad.
Ojalá yo hubiera podido ayudar.
Ojalá el rojo el rojo de tu amor no hubiera recorrido vertiginosamente por tus venas hasta hacerse vino tinto y explotar en ira.
Ahora el blanco te recorre, te habita , sigues ausente.
Deseo que vuelvas a habitarte.
Sé casa para ti.